Espacio de Sanación Cósmico Político
La Mesa de la Mujer nació en el año 2017 como un proyecto de trabajo en el territorio sobre temáticas diversas inherentes a las mujeres, entendiendo cuánto nos necesitamos unas a otras tejidas en red. Si bien en un principio queríamos abarcar varios frentes, sucedió algo distinto cuando comenzamos a trabajar, ya que fue el mismo emergente territorial el que demandó las necesidades: organizarse y entender en función de qué. Inesperadamente llovieron los casos de violencia, sobre todo psicológica y económica, y la invisibilización de la niñez y sus derechos en esas situaciones de violencia. La ahora Mesa de la Mujer, Niñez y Diversidad es circular por su interdisciplinariedad, y está sostenida firmemente por cuatro “patas” que brindan acompañamiento, asesoramiento, formación y difusión.
El acompañamiento implica elaborar un panorama de la cotidianeidad de quien se acerca a la mesa desde lo individual. También conocernos, abrazarnos y empatizar desde lo colectivo a través de los Círculos de Mujeres. Esta pata es la que articula con otras organizaciones y el Estado. Aquí comienzan las estrategias para recuperarnos en manada, desde el amor, el cuidado y el autocuidado. Esta área resulta fundamental para quienes sienten que no pueden salir del círculo de la violencia en el que se encuentran.
El área de asesoramiento legal viene de la mano de nuestras abogadas con perspectiva de genero, ya que las mujeres, niñeces, adolescencias y diversidades no solo no tenemos garantizado el acceso a la justicia, sino que somos violentades también por las instituciones.
Desde el área de formación crecemos internamente, como organización. Nos ocupamos de capacitarnos permanentemente y capacitar en perspectiva de género a otres actores sociales y entidades públicas y privadas.
El área de difusión surge acompañando el devenir de la Mesa. Comunicamos con los medios, informar a la comunidad sobre nuestras acciones y ofrecer datos útiles, pasó a ser algo necesario ante la creciente demanda de consultas.
Nuestro compromiso es con las mujeres, niñeces, adolescencias y diversidades vulneradas. El compromiso es con amor y dedicación. El compromiso es con la sociedad toda que, aun en los tiempos que corren, avala y justifica la violencia machista y patriarcal. Es un compromiso con las libertades, con mostrar que se puede volver a empezar y acompañarnos en el proceso de renacer.
Elegimos transitar el camino del Feminismo Comunitario, el que teje redes en el barrio, en el pueblo, en el habitual trajín cotidiano, nutriendo un espacio de encuentro sanador cósmico y político. Creemos profundamente que las víctimas de violencia sanan, lleva tiempo, dedicación y mucho amor, pero sanan. Es un proceso que solo es posible si se hace de la mano de otras que están siempre dispuestas a brindarse y renacer también un poco con cada compañera y compañere que se empodera y logra salir del círculo de la violencia.
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Desmontando el sentido común
La producción de esta serie de podcast fue una colaboración entre la Fundación Mesa de la Mujer, Niñez y Diversidad y estudiantes de la licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) en el marco del proyecto de extensión La Radio y la Comunidad
Violencias
3:52 min
Cuota alimentaria
3:43 min
Cuidados personales
3:43 min
Algunos posicionamientos
Sobre los círculos de mujeres y otros trabajos grupales y corporales
Lo que sucede en estadios del proceso de crecimiento y desarrollo personal es lo que hay que sostener, acompañar, esperar, acunar para que termine de germinar, de nacer y haga su proceso sin prisa.
Eso puede generar tensión y ansiedad, entonces nos preguntamos cómo, cuándo y cuánto intervenir. Intencionamos hacerlo con temple y escucha; paciencia en el alma y fe en el corazón; con absoluta certeza de que lo que viene es hermoso e inexorable.
La energía grupal es poderosa, transformadora, integradora. Al conectarme con les otres me conecto con el mundo y conmigo misma, como un boomerang vuelvo a ser yo; en el contacto me trae de vuelta, es la punta del ovillo de regreso a mí. Cuando no la encuentro sola, voy al grupo y en algún contacto, en alguna mirada, abrazo, apretón de manos, estoy de vuelta en mí, en casa. Esa es la invitación que realiza el círculo.
Cuando hago contacto cuento con la sabiduría de miles y miles de años que fluyen a través de mí, estoy a salvo. Tengo todas las herramientas. Les otres compañeres me traen al aquí y ahora. No estoy sola, cuento con una red de almas y corazones, que se teje permanentemente con múltiples hilos de todos colores.
Siento la actividad de la mesa en esos espacios como proveedora del lugar de encuentro y como facilitadora de hilos, agujas, telares, lo que sea necesario y el momento requiera. El tejido es único de cada une y del grupo en ese instante, cuando la magia sucede, nos llevamos el poder de lo transformado corriendo en nuestras venas.
Nos han enseñado a tener miedo a la libertad: miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la sociedad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía